jueves, 15 de mayo de 2014

Primer Pensamiento.


Es tu primer día, no escuchas nada pero llevas puestos tus audífonos, no quieres que nadie te hable, hace tiempo tomaste la decisión de enfocarte de verdad en tus estudios, tachaste de estorbosas e innecesarias las relaciones con la mayoría de la gente de tu escuela, en común solo tienen el ser alumnos de la misma universidad.
Las primer clases no están tan mal, la segunda no te agrado mucho, ¿comunicación e investigación?, realmente no te llama la atención. Tercera clase. Te molesta el tener hambre, ya te duele la cabeza por la desvelada de una noche antes, notas que de nuevo muerdes tus labios de ansiedad, cuando llegas a clase ya hay gente ahí, algunas caras conocidas te reciben con una sonrisa, sonríes de vuelta. Buscas un buen lugar desde donde puedes ver a todos – pero ellos a ti no- y te instalas, sacas de tu mochila el libro que has iniciado a leer, pones play a la música y te dedicas a pensar en que harás ese día, no estás leyendo, solo quieres dar la imagen de estar ocupado para evitar que te molesten en medio de tu retrospectiva matutina.
La profesora entra al salón y comienza a presentarse, aun teniendo la mente en otra parte te enfocas realmente en ella ya que es toda una personalidad, mientras ríes con la historia que está contando escuchas los golpes en la puerta del salón, ¿en serio 20 minutos tarde? Tú no eres exactamente puntual, pero sabes que es el primer día, volteas para ver quién será el que detuvo la intensa introducción de la profesora y la luz del sol te ciega por un momento.
No puedes ver su cara, aun así la sigues con la mirada, guiado por sus pasos naturales nada lentos, firmes y seguros no típicos de quien llega tarde a un salón de clases, una vez que su figura sale del alcance de los rayos del sol entiendes por qué este te deslumbro en primer lugar, ese envidioso no quería que alguien más la viera, envidia debía de ser, a su paso las miradas se dirigían hacia ella y dejaban de lado las bellezas que el sol ofrecía, pues ella era algo más. 
Un profundo suspirar se desplazó desde tu pecho hasta tu boca, llevando un aire que enfrió tus manos y que provoco que tu piel se erizara,  aun la miras cuando toma asiento y después cuando acomoda su ondulado cabello oscuro sobre su hombro izquierdo… puedes sentir cada latido que da tu corazón, odias cada parpadeo que das porque  ellos no te dejan mirarla plenamente. Alguien se pone de pie y te obstruye la vista, sientes como tus cejas bajan a su posición normal y de igual forma cierras la boca, de la que no te habías dado cuenta tenías entre abierta, en resumen quitaste la cara de idiota que pusiste al verla, de la misma forma en que su ser invadió tu pensamiento lo abandono, vuelves a poner tu atención en la profesora, acomodas la espalda en el respaldo de la silla y sonríes disimuladamente. Ella te gusta.

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