Primer Pensamiento.
Es tu primer día, no escuchas nada pero llevas
puestos tus audífonos, no quieres que nadie te hable, hace tiempo tomaste la decisión
de enfocarte de verdad en tus estudios, tachaste de estorbosas e innecesarias
las relaciones con la mayoría de la gente de tu escuela, en común solo tienen
el ser alumnos de la misma universidad.
Las primer clases no están tan mal, la segunda
no te agrado mucho, ¿comunicación e investigación?, realmente no te llama la atención.
Tercera clase. Te molesta el tener hambre, ya te duele la cabeza por la
desvelada de una noche antes, notas que de nuevo muerdes tus labios de ansiedad,
cuando llegas a clase ya hay gente ahí, algunas caras conocidas te reciben con
una sonrisa, sonríes de vuelta. Buscas un buen lugar desde donde puedes ver a
todos – pero ellos a ti no- y te instalas, sacas de tu mochila el libro que has
iniciado a leer, pones play a la música y te dedicas a pensar en que harás ese día,
no estás leyendo, solo quieres dar la imagen de estar ocupado para evitar que
te molesten en medio de tu retrospectiva matutina.
La profesora entra al salón y comienza a
presentarse, aun teniendo la mente en otra parte te enfocas realmente en ella
ya que es toda una personalidad, mientras ríes con la historia que está contando
escuchas los golpes en la puerta del salón, ¿en serio 20 minutos tarde? Tú no
eres exactamente puntual, pero sabes que es el primer día, volteas para ver quién
será el que detuvo la intensa introducción de la profesora y la luz del sol te
ciega por un momento.
No puedes ver su cara, aun así la sigues con la
mirada, guiado por sus pasos naturales nada lentos, firmes y seguros no típicos de quien
llega tarde a un salón de clases, una vez que su figura sale del alcance de los
rayos del sol entiendes por qué este te deslumbro en primer lugar, ese
envidioso no quería que alguien más la viera, envidia debía de ser, a su paso
las miradas se dirigían hacia ella y dejaban de lado las bellezas que el sol ofrecía,
pues ella era algo más.
Un profundo suspirar se desplazó desde tu pecho
hasta tu boca, llevando un aire que enfrió tus manos y que provoco que tu piel
se erizara, aun la miras cuando toma
asiento y después cuando acomoda su ondulado cabello oscuro sobre su hombro izquierdo…
puedes sentir cada latido que da tu corazón, odias cada parpadeo que das porque
ellos no te dejan mirarla plenamente. Alguien
se pone de pie y te obstruye la vista, sientes como tus cejas bajan a su posición
normal y de igual forma cierras la boca, de la que no te habías dado cuenta tenías
entre abierta, en resumen quitaste la cara de idiota que pusiste al verla, de
la misma forma en que su ser invadió tu pensamiento lo abandono, vuelves a
poner tu atención en la profesora, acomodas la espalda en el respaldo de la
silla y sonríes disimuladamente. Ella te gusta.
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