Aún con el frío clima puedes sentir el sudor que brota por
tu rostro. Miras a tu derecha para ver el reloj, ya pasa de la media noche, hace
una hora y cuarenta y cinco minutos que deberías de estar en las calles de la
ciudad, el tumulto de nubes nocturnas no deja que la luna te de fuerza, la
fuerza que necesitas en este momento, sin la luna tu forma de licántropo no
puede volverse en el heraldo de tu venganza,
sin la luna no te puede oír cuando le grites que te rompió en mil
pedazos, que es la peor persona que has conocido, que la quieres en desmedida,
que te robo la esperanza y el amor. Miras a la derecha, ya han pasado 133
minutos, la luna aun no se puede ver, sientes que esas negras nubes son
enviadas por ella, de nuevo ella te bloquea y no te deja tomar la decisión que
más te beneficia. Tendrás que esperar (de
nuevo), aun te cuestionas de porque simplemente no haces las cosas, te
justificas diciendo que tu no eres tan cruel como ella, pero lo eres ,pues
esperas el momento de mayor debilidad para dejar libre a la bestia que
arrebatara de ella la intachable imagen que tiene de ti. Esperar no te resulta
tan malo desde este aspecto.
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